26. A Un Beso De Distancia
Allí estaba él, de pie justo delante de mí, con esos ojos zafiros color miel, ese pelo corto con ese tupé tirado hacia adelante, hacia su frente mostrando así sus rulos rubios. Esa sonrisa que desprende amor por los cuatro costados, esa barbilla con la barba incipiente queriendo salir, esas orejas perfectas, esa piel blanquita, ese cuello con esa nuez marcada, deseando ser besada por mis labios. Esos hombros desnudos, marcados, y musculosos, la camiseta de tirantes un poco ancha le marcaba el cuerpo de rey que tiene, esos pantalones pitillo negros rotos por las rodillas, y que esconde esos pies en sus grandes botines amarillos de cordones. Solo sus labios carnosos me llamaban en grandes silencios dónde los ojos gritaban al unísono un beso de sus labios, al unísono del latir de ambos corazones. El tiempo se había detenido en la dimensión del no-tiempo, los demás dejaban de ser y nosotros solo éramos nosotros, tu y yo. A un paso del deseo, a un paso del amor, el paso que dete