39. Perder El Tiempo Para No Escribir

 

Cuando cumplí 14 años, dos meses después fue cuando me di cuenta de que se me daba muy bien el arte de escribir historias, lo que hace un par de siglos atrás se llamaba cuentacuentos. Desde entonces no había parado de escribir, empezando con una novela llamado la vida pasada de Sandra, después con el tiempo me di cuenta que la dramaturgia me resultaba fascinante y empecé a escribir obras de teatro, entre ellas teoría de pareja (en catalán) y mi obra más afortunada por el cual todavía no ha salido a la luz llamada Los honorarios de la vida después de la Muerte.

Pero cuando cumplí 20 años, empecé a escribir guiones de series de TV gracias a un curso técnico de la Universidad San Jorge de Zaragoza, me dio rienda suelta de convertir la blog novela Historia de la Humanidad en guiones para que sea mi primera telenovela, que está actualmente en venta en mi pg web, aquí.

Antes de empezar, sabía que era un proyecto muy importante y que en algunos momentos perdería el ritmo o la razón para seguir adelante, pero me comprometí para hacerlo porque lo sentía dentro de mí (supongo que mi Sol en Aries me obligó en cierta forma a ser kamikaze en esto). Aún y así empecé con esto, sin tener en cuenta de lo que me sucedería en el futuro me puse en “riesgo” como dicen mis padres, porque en vez de buscar un trabajo normal y dedicarme a esto de forma como un hobbie, quería hacer al revés. Porque mi corazón me decía “podemos hacerlo, ya verás”. Desde que respiré por primera vez que sigo a mi corazón en todo momento y puedo decirles que eso me ha salvado de muchas desgracias y cosas que simplemente me han pasado rozando pero no me han atacado directamente, por eso confío en mi corazón, en la voz de mi conciencia.

Cada dos meses salía un capítulo, cada uno consistía en 11 escenas por los cuales la temática y la tensión dentro de cada capítulo eran diferente, en algunas ocasiones empezaba con tensión 2.5 y poco a poco subía, de repente bajaba y finalmente tenía que ser épico. Las tramas se iban desarrollando a lo largo de los capítulos, dónde en algunos lugares el clímax te mandaba a un giro inesperado para volver al espectador totalmente sorprendido, y la única norma que me había propuesto era PROHIBIDO USAR CLICHÉS. Me di cuenta de la cantidad de series y película que solemos ver a lo largo de un año, la mayoría son muy predecibles al usar los típicos Clichés, que quizás un tiempo fueron funcionales, pero ahora aburren al espectador.

Pero todo empezó a cambiar cuando llegué al capítulo 1x09 la vida una vez más me dio una lección que no esperaba tener, en ese momento estábamos en el año 2015. Recién había acabado de cumplir 22 años y ya había sido capaz de escribir ocho capítulos más el piloto. La historia cada vez me apasionaba más y más, la redacción de las tramas fuera de los capítulos eran tan buenas, que incluso empezaba a recibir feedback de otros guionistas importantes como Eduard Cortés (el creador de Merlí y Merlí Sapere Aude). Pero a nivel personal estaba muy mal, me encontraba en una depresión muy fuerte que duró diez meses y durante ese tiempo, lo único que quería hacer era escribir mis problemas emocionales y no tenía inspiración ni motivación para escribir ningún capítulo.

Cuando terminé a depresión, pensaba que regresaría a escribir así sin más, pero mi vida volvió a cambiar, empecé a tener obligaciones de un nuevo trabajo realmente muy especial. Para aquellos que aún no lo sepan, suelo hablar con los Seres de Luz y actualmente soy trabajadora de luz y emisaria de la nueva humanidad, mi trabajo fuera de la escritura es ayudar a la humanidad a que despierte conscientemente y así hacer el propósito del planeta ascender a 5D. Actualmente este trabajo es el que me da algo de dinero para seguir viviendo y poder volver a escribir, aunque ambos mundos son importantes para mí, es decir no renunciaré a escribir para ayudar a la humanidad, ni voy a renunciar a ayudar a la humanidad por escribir, ambos trabajos requieren tiempo y espacio, pero forman parte de mis dos sueños que tenía cuando era pequeña y al igual que mi abuela pudo cumplir con sus dos sueños antes de morir, yo también quiero conseguirlo, por eso ambos trabajos los he aceptado y seguiré en ellos, cueste lo que cueste.

Pasaron dos años y me di cuenta de que había perdido totalmente las ganas de escribir, dejé el tiempo a ver si volvían, pero la verdad era muy diferente, me había acostumbrado a no escribir y por eso no tenía ni ganas ni inspiración, así que tenía que volver a la rutina de escribir un ratito cada semana y de a poquito irlo haciéndolo cada día. Entonces en otoño del año 2018 empecé un curso presencial en Barcelona de escritura, eso me ayudó a volver a escribir y también a enfrentarme a algo que era muy complicado para mí, era el hecho de saber la opinión de mis compañeros sobre lo que escribo, algo que suelo ser propensa a pensar que mis historias no son muy buenas, pero eso es lo que hace cuando tienes el síndrome del impostor.

Desde entonces, he vuelto a ir a la Biblioteca una vez a la semana para volver a avanzar con los capítulos, pero me he vuelto a bloquear con el capítulo 1x14. Esta vez el problema ha sido la incrementación del trabajo espiritual. En 2020 con la llegada de la activación del Chakra Corona (todos ustedes le llaman Coronavirus), tuve que apartar la escritura porque todo se intensificó, en 2021 la cosa se fue estabilizando pero hasta ahora no puedo continuar escribiendo la telenovela. Para terminar, les voy a pasar un trozo de una de las tramas que hay en la telenovela, porque si quieren leerla les dejo el link aquí.

El Príncipe se casa, mientras que los familiares recuerdan cómo han llegado hasta aquí, hace unos cuantos años atrás todo empezaba con la desaparición misteriosa del Príncipe, tras estar dos semanas sin saber de él, Juan y Rosario, los Reyes de Kalioon deciden buscarlo contratando a la CIA. En la comisaría de Bogotá el inspector Jeffrey y su ayudante Policía persiguen a un sospechoso de saber dónde puede estar el Príncipe. Arnold tras declarar su amor a Ashley, abandona Londres para volver a Los Ángeles, por trabajo.

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 Laia Galí HR.