21. La Llegada del Sol (Relato Erótico)



Un barco de vela flota en el horizonte, su único norte, el Sol que empieza a salir justo detrás de él, el día poco a poco empieza a tomar su fuerza usual. El pueblo resta en paz intentando negociar con las sabanas de raso para retrasar el momento culminante. El va y bien de las olas es tan harmónico que el gran Sol que está cogiendo potencia tiñe las casas blancas típicas de un pueblo costero de magnifico color dorado, como si estuvieses en el viejo oeste. En la balconada de una casa en el primer piso, las puertas de madera de color azul están abiertas de par en par, estamos a principios del verano, la habitación que se ve es un dormitorio con una gran cama de matrimonio, unas cortinas de hilo anaranjadas, y un reloj de aguja clavado en la pared. Encima de la cama están un hombre y encima de él está una mujer de pechos voluptuosos que le pasa sus hermosos brazos por el cuello de él, al sentirse amada de su amado. 

Ambos van como Dios les trajo al mundo, las sábanas blancas que hay encima de la cama, les tapan hasta la cintura, excepto los pechos de la mujer que se clavan en el torso del hombre con la fuerza magnética del amor y la pasión del momento al besarlo ella al mismo tiempo que se engancha como si fuese un Koala a la cintura de él. El hombre le clava dulcemente las uñas a la espalda de ella y gruñe igual que un gatito en celo, él la coge con la mano derecha los pelos y le obliga a tirar la cabeza un poco para atrás, la observa detenidamente, sus ojos verdes combinan con los ojos azules del hombre, que se le acerca suavemente hacia el cuello desnudo y le toca con la punta de la lengua el punto dónde el cuello se une con el hombro, y la mujer se le escapa un gemido que le hace inclinar la cabeza hacia al lado contrario, dejando así su cuello aún más descubierto, y el hombre le besa el cuello apasionadamente. 




El hombre baja las manos a la cintura de ella y lo arrastra hacia él para que le encuentre y ella respira de forma acelerada un momento al encontrarlo, el hombre se detiene para mirarla otra vez a los ojos y ella acerca su rostro para besarlo apasionadamente, jugando con sus lenguas. Entonces el hombre empieza el va y bien de su danza sensual, igual que el mar. Lentamente ella va notando como el orgasmo empieza a recorrer cada célula de su cuerpo, hasta dominarla completamente sacando por su boca un gemido de placer que resuena en el dormitorio, el hombre que también está llegando a su orgasmo, la coge con fuerza y lentamente la tumba en la cama para quedar él encima de ella, se miran a los ojos, y él caricia los brazos de ella hasta entrelazar sus dedos de las manos con las de ella, y cada vez que están ambos más cerca del orgasmos se cogen más fuerte de la manos, ella tiene que soportar el peso de él, pero no le importa, su piel es ardiente como el fuego y eso la excita aún más. Él acelera el excitante movimiento hasta quedar ambos envueltos en una sinfonía de gemidos, que con cada gemido se acercaban a las profundidades que esconde el propio Sol que ya se había levantado.

HR.

HERO&Corporation.

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